Históricamente, la Ruta de la Seda, cuyos orígenes se remontan al siglo I a.C, fue una red de caminos, tanto terrestres como marítimos, que unían Chang‘an, en China, con algunas de las ciudades occidentales más importantes de la época, como Alejandría (actual Egipto) o Constantinopla (capital del Imperio Bizantino).
Esta ruta conectaba, a su vez, con otros importantes corredores comerciales, como la Ruta de las pieles (que se iniciaba en el norte de la actual Rusia), la Ruta de las especias (en el sudeste asiático) o la Ruta del ámbar (que recorría por los ríos de Europa del Este, desde el Mar del Norte hasta Venecia y Constantinopla).
Además de su importancia económica, la Ruta de la Seda también fue un importante punto de fusión, unión e intercambio artístico y cultural entre Europa y Asia.
Pero, ¿qué tiene esto que ver con Valencia?
Más allá de las denominaciones más “puras”, la Ruta de la Seda es un concepto que se emplea para hablar de la unión de Oriente y Occidente.
En este sentido, Valencia forma parte de «uno de los itinerarios comerciales de mercaderías como la seda, la cerámica o las especias desde China hacia Europa», y por eso la UNESCO la introdujo en el año 2015 dentro de sus programas para poner en valor la Ruta de la Seda.
Hablamos, concretamente, de un itinerario cultural que permite asociar el patrimonio tangible e intangible de la ciudad a través de la industria textil.
Valencia, ciudad de la seda
La seda se introdujo en la Península Ibérica en el siglo VIII gracias a la expansión del Islam,
Con el paso de los años, el comercio de este material se convirtió en la principal fuente económica de una ciudad pujante y situada junto al Mediterráneo: Valencia.
Prueba de ello es que en 1483 se construyó el edificio gótico civil más relevante de la ciudad, la Lonja de la Seda (también conocida como Lonja de los Mercaderes), donde se generó una intensa actividad de transacciones comerciales.
Así fue como Valencia se convirtió en Capital de la Seda entre los siglos XV y XVII.
Se estima que, en esta época, en el barrio de Velluters (cuyo nombre puede traducirse como «terciopeleros») llegaron a concentrarse cerca de 5.000 telares para confeccionar los lujosos ropajes que vestían a la aristocracia o al clero.
Monumentos imprescindibles de la Ruta de la Seda de Valencia
Las distintas Rutas de la Seda reconocidas en todo el mundo incluyen casi 1.600 Bienes de Interés Cultural, 11 declaraciones UNESCO de Patrimonio de la Humanidad, 32 conjuntos histórico-artísticos declarados por Ministerios nacionales, numerosos museos y colecciones museográficas o fiestas de interés turístico.
En el caso de Valencia, los monumentos que incluye la Ruta de la Seda son:
- Colegio del Arte Mayor de la Seda. Establecido en 1686, actualmente alberga el Museo de la Seda de la ciudad. En el interior del edificio, de estilo barroco, se custodia el mayor archivo gremial de Europa, así como una importante colección de telas en seda y telares del siglo XVIII.
- Lonja de la Seda. Se trata del punto neurálgico de la Ruta de la Seda en Valencia. Fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO en el año 1996.
- Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias (Palacio del Marqués de Dos Aguas). Uno de los mejores ejemplos de la arquitectura barroca en España. En su interior puede verse cómo la seda también se utilizó para tapizar mobiliario con ricos tejidos.
- Museo L’Íber de Soldaditos de Plomo. Situado en el singular Palacio de Malferit, en el corazón del barrio del Carmen, alberga una sala completa destinada a la Ruta de la Seda.
- Museo Catedralicio y Real Colegio del Corpus Christi (El Patriarca). En ambos edificios podemos ver indumentaria litúrgica elaborada con seda.
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