Desde la Federación de Campings de la Comunidad Valenciana nos gusta descubriros lugares para vuestras escapadas por la región, mientras os alojáis en alguno de nuestros asociados.
En este caso, os presentamos una ruta que une dos de los grandes atractivos que nuestra tierra ofrece a los turistas: naturaleza para la práctica de turismo activo y patrimonio artístico, religioso y cultural.
Se trata de la “Ruta de los Monasterios de Valencia”, un itinerario de 74 kilómetros, inaugurado en 2008 y que podemos realizar a pie (por el GR-236, señalizado y adaptado para senderistas), en bici, a caballo o en coche.
¿Por dónde pasa esta ruta?
La Ruta de los Monasterios de Valencia recorre diferentes localidades situadas en el interior de la provincia de Valencia, concretamente, entre Gandía (capital de la Comarca de La Safor) y Alzira (capital de la Comarca de la Ribera Alta del Júcar).
El itinerario puede hacerse en diferentes sentidos, y ser más o menos corto dependiendo de cómo lo hagamos o de los puntos de la ruta que deseemos visitar.
Las localidades que forman parte de esta Ruta de los Monasterios son Gandía, Almoines, Alfahuir, Palma de Gandía, Ador, Marchuquera, Almiserat, Bárig, Simat de la Valldigna, Benifairó de la Valldigna o Alzira.
Si el recorrido se hace en coche, incorpora otras localidades de la Vall d´Albaida, como Luchente o Benicolet.
La ruta ecuestre sigue prácticamente el mismo recorrido que la ruta a pie, aunque con algunos cambios, y está reconocida por la Real Federación Hípica Española (IE-001).
¿Qué puedo ver en esta ruta? Monumentos y patrimonio cultural
Posiblemente, el punto más emblemático de todo el recorrido es el “Pas del Pobre”, que ofrece espectaculares panorámicas de los valles de Aguas Vivas, la Murta y la Casella, y que tuvo gran importancia en la Edad Media por ser paso de peregrinos que visitaban los monasterios cercanos (de ahí su nombre).
Por supuesto, la naturaleza y el magnífico entorno son parte fundamental de este recorrido.
Sin embargo, lo que más llama la atención de este precioso itinerario es su riqueza monumental, en la que son especialmente llamativos cinco monasterios.
Monasterio de Nuestra Señora de la Murta (Alzira)
Uno de los puntos más destacados de la visita es el Monasterio de Nuestra Señora de la Murta, en Alzira, un antiguo cenobio de la Orden de los Jerónimos que data del siglo XIV (aunque las crónicas hablan de un monasterio servitano mucho anterior en este mismo lugar) y que fue desamortizado en 1835.
Centro de peregrinaje de la realeza, la aristocracia e influyentes personajes religiosos (entre ellos, San Juan de Ribera o San Vicente Ferrer), recibió para su construcción donaciones del Cardenal Cisneros y de la familia Vich, con gran relevancia en los siglos XV y XVII.
Considerado uno de los monumentos histórico-artísticos más importantes del levante español, actualmente se encuentra en fase de recuperación y restauración, ya que ha sufrido un gran abandono durante décadas.
En su época de mayor esplendor, el Monasterio de Nuestra Señora de la Murta albergó obras de gran relevancia, firmadas por autores como Sebastiano del Piombo, Juan de Juanes, Durero, Jacopo Bassano, Paul Bril o Francisco y Juan Ribalta.
Además, su entorno (el Paraje Natural Municipal de La Murta y la Casella) está considerado “Reserva natural protegida” debido a su microclima y a sus peculiares condiciones de humedad, que facilitan la proliferación de una flora muy particular.
Monasterio del Corpus Christi (Luchente)
Enclavado en el Monte Santo y con orígenes en una ermita del siglo XIII, el Monasterio del Corpus Christi de Luchente está vinculado al “Milagro de los Corporales” que, según la tradición, se produjo aquí el 24 de febrero de 1239.
Al parecer, los corporales manchados de sangre y convertidos en reliquia fueron trasladadas a lomos de una mula durante 12 días por diferentes poblaciones hasta llegar a Daroca, en la provincia de Zaragoza, donde el animal se desplomó en la Puerta Baja de la ciudad y donde se conservan actualmente.
Durante este periplo, cuentan las crónicas, “los enfermos fueron sanados” al paso de la mula, y se produjeron otros milagros.
Desde un punto de vista arquitectónico, el Monasterio de Luchente tiene una estructura clásica y se ordena a través de un claustro en cuyo lado sur se encuentran el aula, las celdas y el refectorio.
Destacan especialmente la capilla de la Santa Faz y la capilla de la Comunión, de planta de cruz griega con cúpula sobre pechinas.
Monasterio de Santa María de la Valldigna (Simat de la Valldigna)
El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna fue fundado en 1298 por el rey Jaime II de Aragón “El Justo”, tras hacer la guerra contra los musulmanes por tierras de Alicante y Murcia, en un fértil valle por entonces conocido como Alfandech.
El conjunto tiene tres etapas constructivas diferenciadas: una primera implantación en estilo gótico valenciano siguiendo el canon de la orden del Císter y dos renovaciones tras los terremotos de 1396 y 1644.
Destacan el templo actual y la capilla de la Virgen de Gracia, de los siglos XVII y XVIII y de estilo barroco.
Fuera del conjunto formado por el templo y el claustro está el palacio del abad y otras dependencias como la hospedería, la bodega, el almacén y numerosos espacios dedicados a la explotación agrícola.
Y es que, tras la desamortización de Mendizábal y la exclaustración del monasterio, fue vendido a particulares y convertido en una explotación agropecuaria.
De hecho, gran parte del patrimonio que en su día albergó este importante monasterio se conserva en otras iglesias y localidades de la comarca.
Monasterio de Santa María de Aguas Vivas (Carcaixent)
El Real Monasterio de Santa María de Aguas Vivas de Carcaixent es un edificio religioso cuyos orígenes se remontan al siglo XIII.
Declarado Bien de Interés Cultural en 2007, fue construido durante los siglos XVI y XVII, y destaca su integración en pleno paraje natural.
En sus inicios, perteneció a la orden de los agustinos, y allí se custodiaba la imagen de la Virgen de Aguas Vivas, patrona de Carcaixent.
Actualmente, es de propiedad privada.
Destaca su claustro que, aunque pequeño, cuenta con relevantes tallas y decoración con pinturas al fresco.
Monasterio de San Jerónimo de Cotalba (Alfahuir)
El Real Monasterio de San Jerónimo de Cotalba es una de las construcciones monásticas más notables de la Comunidad Valenciana, y también una de las que mayor patrimonio alberga, con piezas o elementos arquitectónicos de estilo mudéjar, gótico valenciano, renacimiento, barroco y neoclásico.
Su construcción fue impulsada por el duque Alfonso de Aragón “el Viejo”, quien compró el terreno y lo donó a la comunidad jerónima de Jávea para que se instalaran allí por tratarse de un lugar más seguro y lejano de la frontera, convirtiéndose en la Casa Madre de la Orden de los Jerónimos.
Según las crónicas, el encargado de coordinar la construcción fue Pere March, padre de Ausiàs March.
De hecho, los restos de dos de las esposas del célebre escritor valenciano reposan aquí.
El monasterio también fue frecuentado por Joanot Martorell, y dicen que en su claustro gótico-mudéjar predicó San Vicente Ferrer.
También recibió la visita del rey Felipe II y su esposa, la reina Margarita, así como importantes donaciones de Martín el Humano y Fernando el Católico, o la protección de la familia Borgia.
No hay dudas de que este monasterio fue, durante años, el centro espiritual y cultural de la corte del ducado de Gandía y de la comarca de La Safor, y prueba de ello es que en su interior se conservan auténticas joyas.
Un ejemplo: la escalera de gótico flamígero y otras esculturas del claustro salieron del taller de Pere Compte, arquitecto de la Lonja de Valencia.
Otras obras/espacios de especial relevancia son el Patio de los Naranjos (ordenado construir por la Duquesa de Gandía, María Enríquez de Luna, en el siglo XVI), el sarcófago medieval en piedra tallada que alberga los restos de los hijos Alfonso de Aragón el Viejo (Juan y Blanca de Aragón) y que constituye un bello ejemplo de escultura funeraria gótica valenciana, el claustro inferior, el majestuoso refectorio o los Jardines Románticos, inspirados en el arquitecto paisajista francés Nicolás Forestier y proyectados a principios del siglo XX.
Actualmente, San Jerónimo de Cotalba forma parte de tres destacadas rutas culturales de la Comunidad Valenciana: la Ruta de los Borgia, la Ruta dels Clàssics Valencians (que sigue los pasos de los escritores del Siglo de Oro valenciano Ausiàs March, Joanot Martorell y Joan Roís de Corella, los tres relacionados con la corte del duque Alfonso de Aragón el Viejo) y la Ruta de los Monasterios de Valencia, sobre la que os hemos hablado en este artículo.
Además de sol y playa, la Comunidad Valenciana alberga un importante patrimonio en el que destacan estos monasterios, vestigios de su pasado medieval que revelan al visitante su particular historia, su singular belleza arquitectónica y sus reliquias artísticas.
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